Contemplando el lago

Despues de andar sin rumbo fijo hacia ninguna parte, llegué a un lago. Con un suspiro me senté en la orilla y deje que mi mirada se perdiera en el agua mientras me hundia en recuerdos. Meneé la cabeza para no volver a encerrarme en mi misma y me llevé una mano al colgante que siempre llevaba.

Lo agarré con fuerza y cerré los ojos. No me quedaba mas que ese recuerdo.

Al sentir una voz, levanté la cabeza y miré a la recien llegada.

- "No parece peligrosa..."- pensé, pero no aparte la mirada evaluadora de ella- buenos dias- contesté, despues de haberla contemplado de arriba a abajo, cautelosa.

Ladeé levemente la cabeza, pero esbocé una pequeña sonrisa.

- Para nada, adelante- haciendo una invitacion con la mano- soy Kirara- decidí presentarme y le tendí la mano.

- Encantada Adalia- comenté mientras soltaba su mano, mirando hacia las aguas otra vez.

La mire con un atisbo de curiosidad. Siempre me habia gustado oir leyendas y mitos. A mi y a mi hermano. Al pensar en el, sentí un pinchazo en el corazon, pero me obligué a mantener la cabeza fria y sonreí a Adalia.

- ¿Podrias contarmela?- pregunté.

Mire al agua, pensativa.

- Curiosa leyenda- comenté en voz baja y como quien no quiere la cosa miré al cielo, determinando en cuantas horas llegaria el atardecer- aunque si lo del reflejo es cierto, puede ser una tortura para quienes han perdido a alguien, ¿no?- la mire a ella, con la mirada algo opaca.

- Yo tambien lo haré- miré a las aguas de manera lugubre, pero durante un momento mis ojos brillaron, pues se me acababa de ocurrir una idea.

Medité unos instates y tragué saliva. Si eso era cierto... tan vez me fuera util.

- "Quizas... solo asi averigue si esta muerto..."- pensé para mis adentros, contemplando las aguas fijamente.

- He soportado mucho dolor... creo poder soportar un poco mas- respondo, sin dar muestras de sopresa porque haya adivinado mis pensamientos.

- Ese algo tiene mucha razon- uno de mis puños se cierra y me tiembla levemente de ira- has dicho que preferirias mantenerte alejada de aqui al atardecer- recuerdo, cambiando de tema- tambien perdiste a alguien, ¿verdad?

- Es normal- comenté en voz baja, con la vista aun fija en las aguas- a nadie le gusta recordar cuando ha perdido a alguien.

- Propon uno entonces.- repliqué, con la mirada perdida.

- Tuve que aprender a hacerlo... y disfrutaré en cuanto porga en practica todo lo aprendido con ciertas personas- contemplé, con un brillo peligroso en los ojos.

Una risa fria y amarga se escapó de mis labios.

- Nadie querrá estar en su pellejo entonces...